Por fin llegó el ansiado momento de conocer a Carme Solé Vendrell. El presidente de la Asociación de Ilustradores Riojanos (AIPR), Pedro Espinosa, fue la persona encargada de presentar a la artista catalana. Y es que se habían conocido en Barcelona cuando empezaban sus carreras como ilustradores, en los tiempos más reivindicativos de la profesión, cuando estaba todo por hacer: luchábamos para que se nos devolvieran los originales, para defender la profesión, que se nos respetara como artistas; cosas que ahora están asumidas y que entonces tuvimos que pelear.
Una Carmen elegante, con una voz llena de fuerza, potente, y con ese pelo blanco que la identifica (cuando era más joven lo llevaba rojo) se mostró relajada, con muchas ganas de compartir y contar sus experiencias:
Cuando un libro está hecho con el alma, está hecho de verdad, no pasa de moda. Cuando he tenido buenos textos para ilustrar me he dejado ahí el alma. Incluso aunque económicamente no me resultara rentable, en esos trabajos he dejado lo mejor de mi misma, lo he hecho en cada momento lo mejor que he sabido.
Desde el principio me dediqué a buscar mi estilo, a investigar, a dibujar y dibujar, así dibujaré los animales, así los árboles… yo quería encontrar mi propia forma de dibujar, tener un estilo propio.
En mi primer viaje a la Feria de Bolonia, me fijaba en todo, me di cuenta que había que salir, que había que aprender, estar al tanto de lo que se hacía en Europa. Conocí a Janosh en Munich, lo vi por la calle y lo reconocí porque era igual que sus personajes; y le saludé y era fantástico.
Lo más bonito y lo que más cuesta es una vez que recibes el encargo y lees el texto y te pones a pensar en la idea, a darle vueltas, a ver cómo enfoco esto, y empiezas a hacer el storyboard. Ese proceso anterior al dibujo en sí, de búsqueda, de ensayo, me gusta mucho.
Por ejemplo cuando recibí el texto de Un puñado de besos, de Antonia Rodenas, que trata de una escuela, de unos niños, de la profesora… No me apetecía dibujar las mesas, las sillas, la clase, la señorita; necesitaba darle la vuelta a eso. Hasta que se me ocurrió que si el libro era de emociones… podía dibujar rostros, poque son las caras las que expresan emociones.Tenía un montón de fotos de una niña de apenas un año, la hija de unos amigos, y pensé que irían bien y el libro surgió así. Ha funcionado muy bien en las escuelas con los niños de Infantil, les gusta mucho, les sorprende.
Cada proyecto es diferente, la base de todo es el dibujo, lo importante de verdad es el dibujo, para ilustrar, para pintar, para todo. El boceto tiene la fuerza de la primera intención. Estoy muy orgullosa de La cruzada de los niños.
He trabajado mucho, con dedicación exclusiva, si haces algo hay que hacerlo bien, nada de medias tintas. Ahora estoy muy volcada en la pintura. Más que nuevos libros lo que me gustaría es que mis primeros álbumes estén en las librerías, que se reediten, que estén accesibles.
Y ya eran las nueve y media de la noche y se cerró la librería y nadie se movía porque todo lo que contaba Carmen era interesante y sincero y empezó a firmar libros. Otro día os contamos más porque Las Tomasas tuvimos el privilegio de tener un encuentro con ella al día siguiente… ¡Pero eso nos da para otra entrada! ¿Qué tal han estado los Reyes Magos? ¿Habéis sido buenos?