Lo que pensamos, lo que hicimos

LoquepensamosSeguimos con el resumen de nuestra sesión de febrero del club de lectura Todo el mundo va. La novela alemana juvenil, Lo que pensamos, lo que hicimos, había causado mucho impacto, se notaba en el ambiente que había ganas de hablar.

Me ha impactado mucho, tuve que buscar qué era eso de la alarma de Amok. Un incidente AMOK es un accidente fuera de control. La palabra procede de un adverbio inglés que significa locamente, descontrolado. Los incidentes AMOK incluyen cualquier tipo de situación violenta en la que el agresor emplea cualquier medio para atacar una población o un colectivo, independientemente de la motivación. Yo no sabía que en Estados Unidos hacen periódicamente en los centros simulacros Amok. 

Lo de que esté narrada a tres voces, Fiona (alumna modelo), Mark (alumno conflictivo) y el profesor Filler me ha gustado mucho. Cada uno cuenta la historia vivida en dos horas en un aula desde su punto de vista. Y aunque la novela transcurre en apenas dos horas, al relatar cada personaje cuenta también algo de su pasado, de esta forma vamos descubriendo cómo son, de dónde vienen y por qué ahora, ante este hecho traumático, antes esta situación extrema se comportan así. / La estructura de la novela es un engranaje perfecto, no da tregua, no puedes dejarla, quieres saber en qué va a desembocar todo. 

La autora, Lea Lina Opperman (Berlín, 1998), es muy joven, esta es su primera novela, quizá no está escrita especialmente bien, pero el engranaje que crea, como artefacto narrativo me cautiva. / El personaje del profesor resulta mezquino, sale muy mal parado. Me gusta también eso porque si hubiera jugado a ser el típico heróe de pelicula americana la novela hubiera perdido interés. Mi personaje favorito es Mark, en clase es un mal alumno, suspende, pero luego resulta ser un líder, un joven valiente y con buen corazón. / Sí, rompe estereotipos y con eso capta nuestra atención. 

A mí me impactó y me dio miedo. Hasta el tercer sobre estaba asustada, luego ya no, ya vi que aquello no iba a ser tan dramático. Pero me dio miedo, me parece que ahora los profesores lo tienen más complicado para dar clase, no sé, yo ya estoy jubilada pero me desasosiega cuando leo estas cosas. 

Me gusta mucho el final, solo podía acabar así, si hubiera acabado bien sería otra de las muchas novelitas juveniles con final feliz que circulan por ahí. / La carta final del personaje enmascarado me sobra, creo que no hacía falta. 

La encuentro muy aprovechable para leer con adolescentes. Es de fácil lectura y engancha pero luego tiene muchas frases interesantes sobre las que se puede hablar, maneja muy bien la psicología de los personajes. / Surgen muchos temas, muchos hilos de los que tirar: anorexia, culto al cuerpo, malos tratos, cleptomanía, violencia, suicidio, la lucha por pertenecer a un grupo, etc. / Me parece muy teatral, para repartir personajes en clase y hacer un teatrillo con la obra. Creo que daría mucho juego, sin grandes complicaciones, simplemente leerla en voz alta. 

Y tras repartir los ejemplares para la sesión del sábado 2 de marzo nos despedimos.

La mejor voluntad de Jane Smiley

IMG20230110180237 Seguimos con el relato de lo acontecido en nuestra sesión del club de lectura del sábado 4 de febrero. La novela de Jane Smiley es de esas que te atrapan y te mantienen alerta porque no adivinas los derroteros que va a tomar. Y ese es el mejor piropo para una novela.

La historia nos la cuenta el padre, Bob Miller, un veterano de Vietnam. Compra una granja en Pensilvania y se convierte en un agricultor de subsistencia que regresa a la tierra, y la idea de vivir de manera autosuficiente se convierte en una obsesión. Vive con su mujer y su hijo sin electricidad ni teléfono, sin coche. Hacen su propia ropa, sus muebles, cultivan y crían su propia comida. Sin ninguna conexión real con el mundo exterior, excepto los viajes que su hijo acude a la escuela en el autobús.

De modo que lo que sabemos, lo sabemos por el propio padre, Bob Miller. Y a través de sus palabras vamos descubriendo sus habilidades, lo perfecto que es. De forma muy sutil, Jane Smiley, va dejando caer algunas pistas que nos obligan a plantearnos como lectoras si lo que nos cuenta Miller es tan idílico como lo presenta. Empezamos a ver las grietas. Y las grietas no son otras que su orgullo exacerbado, su afán por controlar a su mujer y a su hijo.

Desde la puerta contemplé la casa y los bancales asolados por el invierno, y todos mis hábitos mentales se me aparecieron como meras formas de orgullo. Incluso ese amor del que tan seguro había estado (por Tommy y por Liz, por el valle, por este trabajo, este suelo, este aire) era ante todo autoenaltecimiento. Me quedé paralizado en la puerta, cegado por las lágrimas. Esa fue la única vez. (Página 128)

Surgieron muchas opiniones, aquí os dejamos algunas.

Yo desde el principio sabía que algo malo iba a pasar. / No me gustan las decisiones drásticas, llevar las cosas al extremo. Hace unos años tuve en clase dos hermanas cuyos padres vivían aislados en una casa cercana a un pequeño pueblo. No tenían televisión. Las niñas eran muy educadas, muy majas, pero lo cierto es que el resto de niños de la clase las veían como extrañas, raras. No podían hablar con ellas de los dibujos que veían o de juguetes que salían en la tele, no sé… 

callegarmann

Ilustración de Stian Hole para La calle de Garmann. Kókinos, 2009 (A partir de 9 años)

¿Se puede ser alternativo hoy? Vivir en una burbuja puede estar bien pero luego hay que salir… / En mi opinión no podemos privar a nuestros hijos de relacionarse con los demás, de socializar, de ser uno más en el grupo. / Me ha recordado un álbum que sigo leyendo en clase: La calle de Garman. / A mi me ha removido y me ha hecho pensar en la película Capitán fantástico. Tanto el libro como la película te obligan a plantearte cómo te han educado a ti, cómo has educado tú a tus hijos, etc.

Es curioso que en la novela aparece muchas veces el tema del dinero. Bob Miller parece despreciarlo pero luego se siente atraído por la belleza y el lujo. 

Yo me he planteado muchas cosas al cerrar la novela. Desde luego los padres y las madres tenemos derecho a elegir nuestra forma de vida (vivir en la ciudad o el campo, ser escrupulosos con lo que comemos o no dar importancia a la comida, tener o no televisión o móvil, etc.) pero ¿tenemos derecho a imponerla a nuestros hijos? ¿Podemos mantenerlos al margen de la sociedad y el tiempo que les ha tocado vivir? 

Yo creo que los padres y las madres no debemos creernos dioses, no lo sabemos todo, no tenemos derecho a cerrarles el mundo. Hay tantas cosas que ellos deben descubrir. Bob Miller me parece un soberbio, engreído y peligroso. / Me ha gustado mucho leer esta novela y poder comentar aquí si Bob Miller, ese padre tan perfecto, es un buen padre o es un hombre tóxico. Pienso leer el resto de novelas de Jane Smiley, me encanta cómo escribe.