Génie la loca ¡No te pegues a mis faldas!

Castaños en el parque del Carmen de Logroño. La naturaleza sirve como refugio a la niña que narra en la novela de Inés Cagnati, Genie la loca. Logroño, 7 de noviembre de 2020.

Las calles de Logroño amanecieron mojadas la mañana del sábado tras la lluvia caída durante la noche, pero no hacía frío. Nos juntamos 15 personas en el Ateneo riojano para hablar de una novela desoladora pero bellamente contada: Génie la loca. Empezamos contextualizando a Inés Cagnati, la autora, para luego dar paso a las distintas opiniones.

Descendiente de una familia de inmigrantes italianos agricultores, creció en en la región de Aquitania, al sur de Francia. Sus padres llegaron allí con otros 80.000 italianos, la mayoría analfabetos, sin saber francés, y empezaron a cultivar las tierras pantanosas abandonadas por los franceses que o bien habían muerto en la Primera Guerra Mundial o habían emigrado a la ciudad. En un ambiente hostil, agresivo, en la escuela los hijos e hijas de estos inmigrantes no fueron bien recibidos. No tanto por su origen como por la pobreza que arrastraban. La sociedad francesa perdonaba la violencia contra los italianos y les culpaba si eran agredidas sexualmente. Sin contar con el machismo reinante dentro de su propia comunidad. En este contexto se entiende mejor una novela de apenas 190 páginas que refleja esta situación.

Este entorno rural tuvo una gran influencia en las obras de Inés Cagnati. En todas, la narradora es una niña y, en todas palpita el deseo de huir de los ambientes opresivos y la pobreza. Ella lo consiguió, después de estudiar, trabajó toda su vida como profesora de francés, aunque nunca se sintió integrada, nunca se sintió francesa; y eso que sus libros fueron premiados muy pronto. Por Génie la loca recibió en 1977 el premio Deux Magots.

En Génie la loca cuenta la historia de una niña que siempre está esperando a su madre, que trabaja de sol a sol y llega a casa extenuada. Es la historia de amor de una hija hacia una madre incapaz de abrazarla porque todo le ha sido arrebatado.

Técnicamente superpone tiempos narrativos, utiliza un lenguaje formular, repetitivo, frases que te van golpeando y consiguen crear una atmósfera densa que te atrapa: Nunca he tenido nada / ¡No te pegues a mis faldas! 

Pero, sobre todo, en lo que nos parece una maestra es en el empleo de la elipsis. Cagnati calla más que dice, se contiene, da a entender cosas que tú como lector has de completar. Capítulos cortos que requieren un ritmo de lectura lento, porque nada sobra, cada palabra cuenta. Una novela de denuncia social, una novela feminista. Y también una novela rural en la que la naturaleza es liberadora y, sin embargo, la gente resulta ser siempre una amenaza.

Integrantes del club de lectura Todo el mundo va. Con mascarilla, distancia de seguridad, ventilación constante y gel. Con todas las medidas en el  Ateneo riojano. Sábado 7 de noviembre.

No me ha gustado, creo que la he leído muy rápido y no le he pillado el ritmo ni la atmósfera, ni nada. / No me gusta eso de que vaya y vuelva en el tiempo. / Si no llega a ser porque la propone el club de lectura yo esta no la leo ni loca. / Ahora que estamos aquí hablando me siento bien por haberla leído pero siempre leemos novelas tristes.

A mí me ha llevado a muchas historias de vida que he oído contar a mi abuela, a mi madre. Injusticias cometidas por el rico del pueblo o el médico, lo que hace el médico de la novela es flagrante. Y me ha recordado la vida en mi pueblo de niña, las faenas agrícolas, el cuidado de los animales, la matanza, etc. 

Yo lo que he visto es mucha resignación, la resignación de la mujer, la impotencia. En un ambiente que no te deja muchas salidas, solo tratas de sobrevivir. Y que en esa situación encuentre alivio en la naturaleza (las viñas, los castaños de indias, los sauces) me conmueve. 

Me parece una historia de denuncia, una historia feminista, una madre que a pesar de no poder dar amor lucha para que su hija estudie, para que sea libre. Y también critica las clases sociales, la pobreza, la codicia del rico que engaña al pobre. Trabaja haciendo tareas domésticas y agrícolas a cambio de una vaca y resulta que le dan una vaca ciega. 

Una historia muy, muy triste; sin embargo, dentro de tanta desgracia hay belleza: las estaciones que pasan, el nacimiento de los terneros, el abuelo que con ternura reparte nueces y manzanas. Una novela que me ha recordado a la Mary de El color de la leche. De esas novelas que no se olvidan.

Y antes de despedirnos hablamos del Festival de Narrativas Cuéntalo que se desarrollará del 12 al 21 de noviembre y llenará Logroño de literatura. Ya os iremos contando.

Tomasa haciendo torrijas

Así de ricas nos han quedado las torrijas. Logroño, 10-05-2020

Hemos pasado la mañana leyendo de una panzada esta novela que nos ha cautivado, ágil, rápida, una vez la empiezas no puedes soltarla. Hemos leído Las lealtades con lápiz y papel porque desde el principio nos ha parecido que podía ser un 20.  En apenas 200 páginas, Delphine de Vigan nos cuenta a cuatro voces la historia de Theo, un chaval de 12 años, que llega al instituto y se hace amigo de Mathis. Y no contamos más porque lo meteremos de candidato en unos días y queremos dejaros con las ganas. Eso sí, Delphine de Vigan es superventas en Francia.

Esta tarde nos hemos puesto a hacer torrijas y no es por presumir pero nos han quedado riquísimas. Estamos seguras de que también habéis hecho torrijas pero… ¿qué estáis leyendo estos días de confinamiento?

Día de la madre sin ñoñerías

Te quiero desde que te conocí e incluso antes. Mi amor / Astrid Desbordes; Pauline Martin. Kókinos, 2016

Te quiero desde que te conocí e incluso antes.  Mi amor / Astrid Desbordes; ilustraciones de Pauline Martin. Kókinos, 2016. ¡Magnífico para regalar el día de la madre!

El domingo 1 de mayo se celebra en España el día de la madre. Para evitar mosqueos e improvisaciones de última hora, nos adelantamos para avisaros y que lo celebremos como es debido. Este cuento sencillo y sutil pero no empalagoso es una muy buena opción para regalar a 9788416126521madres con hijos o hijas pequeños.  Acaba de publicarse en España y nos ha cautivado. Véase comentario completo en Candidatos 2017.

Pero si tu madre es mayor (hay algunas Tomasas que ya tenemos madres con una edad avanzada) y quieres ofrecerle algo especial lo mejor es que pases la tarde con ella y le leas algo. Tampoco está fuera de lugar un chocolatito, unas torrijas, un bizcocho; unas flores, muchos besos,  en fin, cada quien según sus habilidades. Ante todo que se note que habéis pensado en ella. Contadnos cómo pensáis celebrarlo.

Andrea Rodríguez, 87 años con su hija Inma Corral. Ya no puede leer pero le encanta que sus hijas le lean y luego ella opina. 3 de abril de 2016.

Andrea Rodríguez, 87 años con su hija Inma Corral. Ya no puede leer pero le encanta que sus hijas le lean y luego ella opina. Logroño, 3 de abril de 2016. Leyendo Boy de Roald Dahl.

El hombre que plantaba árboles

Las diferentes ediciones del libro que hemos manejado.

Las diferentes ediciones que hemos manejado del texto de Jean Giono.

En una concurrida sesión de nuestro club de lectura Todo el mundo va abordamos El hombre que plantaba árboles. Giono nos relata con un lenguaje desnudo, sin artificios, la heroicidad de un hombre que día a día fue plantando árboles hasta hacer brotar un bosque entero. En general el relato fue muy elogiado aunque para algunos es muy pesimista y leído hoy puede resultar un texto demasiado plano. Resumimos aquí lo más significativo.

Lo leí con mis alumnos de 6º en Alternativa a la religión y aunque había palabras que desconocían a los chavales les llegó; les gustó eso de que el pueblo estaba roto y lo arreglaron. y surgieron preguntas más allá de la historia: ¿Por qué hay que morir? Y uno de los chavales dijo que el final era un poquito triste y hubiera sido mejor que hubiera tenido hijos porque así sus hijos seguirían plantando árboles.

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Yo ya conocía el texto porque mi hijo lo leyó en el instituto en 1º de la ESO y cuando vino a casa nos insistió en que lo leyésemos, vamos que a él le había llegado.

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Joëlle Jolivet

Joëlle Jolivet

Hay personas en los pueblos que hacen pequeñas cosas y consiguen así mantener el pueblo en buen estado; se juntan para quitar hierbas, para construir zanjas, etc. En todas partes hay gente que piensa en el bien común, que cree en los pequeños gestos.

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Me ha sorprendido que a pesar de estar escrito en 1983 el tema es muy actual, es estupendo para remover conciencias, para un club de lectura, etc. Me ha gustado.

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Se lo pasé a mi madre de 85 años que le encantan los árboles y le emocionó, un canto a la naturaleza. La edición ilustrada por Jolivet le gustó mucho, me dijo ¡Hija, qué libros tan bonitos hacen ahora!

En cambio mi hijo de 15 años dijo que se le veía mucho la moralina… ¡Es un libro de instituto mamá!

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Mi hermano es ingeniero forestal y si lo leyera creo que quemaría el libro porque caramba, tanto esfuerzo por formarte, por aprender y va este señor que sin ninguna formación le crece un  bosque. Aunque su labor es encomiable, las cosas no son tan sencillas.

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A mi lo que me transmite es que la constancia es lo más importante.

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Me sobran las referencias a Dios, etc. pero bueno sin tomar todo al pié de la letra me parece un texto interesante. Me encanta la edición en pop-up de Jolivet, las ilustraciones desdramatizan un poco la historia. Me lo he comprado y lo tengo como un tesoro y lo pienso regalar también.